Ushuaia y Tierra del Fuego eran la última parada de mi viaje por la Patagonia. No lo tenía fácil la capital fueguina para resarcirme del impacto reciente que me había causado la visita al glaciar Perito Moreno, pero Ushuaia me soprendió por su belleza, sobre todo de su entorno, un territorio que justifica completamente el apodo de «fin del mundo», con un paisaje único y cautivador que no se parece en nada a cualquier otro sitio del mundo. 

Ushuaia es realmente una ciudad de pioneros edificada -en ocasiones- a base de casas prefabricadas en medio de montañas abruptas, bosques y turberas, y un mar que siempre recuerda su carácter austral y salvaje. Paseando por sus calles se percibe esa mezcla de historia, aventura y supervivencia: desde las casas de colores que resisten el viento hasta los barcos del puerto, listos para zarpar hacia la Antártida o perderse entre los canales fueguinos.

Pero más allá de la ciudad, lo que verdaderamente me cautivó fue la naturaleza que la rodea. En pocos lugares del mundo es posible, en un mismo día, caminar por senderos rodeados de lengas centenarias, navegar por aguas habitadas por lobos marinos y pingüinos, y terminar la jornada contemplando la puesta de sol sobre el canal Beagle, con la sensación de estar, efectivamente, en el fin del mundo.

Glaciar Vinciguerra: el mejor trekking de Tierra del Fuego

Dicen que la capital del trekking en Argentina es El Chaltén, pero no sé si ese calificativo debería ir mejor para Ushuaia. Lo cierto es que de la misma ciudad, o muy cerca, parten cuantiosos senderos que te llevan, sin mucha dificultad o exigencia física, a lugares absolutamente increíbles que parecen sacados de una novela de aventuras.

Uno de ellos es el trekking del Glaciar Vinciguerra, mi trekking favorito de todos los que hice en Tierra del Fuego. Es una excursión exigente fisícamente, de aproximadamente 13 km, con un desnivel de 650 metros, y una duración de 7 a 9 horas, dependiendo del ritmo del grupo.

Vista del glaciar Vinciguerra desde la laguna.
Vista del glaciar Vinciguerra desde la laguna.

El camino transcurre primero por una impresionante turbera, y luego se adentra en un bosque de lengas que se va abriendo conforme el valle va ganando altura hasta acercarse al glaciar, que cuelga majestuoso sobre la laguna de los témpanos. El entorno es precioso, y la vista del glaciar, fascinante. Es una excursión que me recordó en cierto sentido a la del Cerro Tronador y Ventisquero Negro, un lugar del que apenas había oído hablar y que se acabó convirtiendo en uno de los recuerdos más felices de mi viaje.

Más trekkings para aburrirse: Glaciar Martial, Monte Susana y Laguna Esmeralda

Aunque el del Vinciguerra es el que más me gustó, hay otro trekking a otro glaciar de la zona que es más popular. Es el trekking que lleva al glaciar Martial, a través de un sendero bien marcado que se solo se complica hacia el final. A medida que asciendes, la ciudad de Ushuaia se va quedando atrás y el paisaje frente a ti se despliega con una buena muestra del bosque subantártico que caracteriza a Tierra del Fuego, para acabar en el glaciar que le da nombre.

Imagen del glaciar Martial
Glacir Martial, en una imagen de Micca Ar en Pexels.

En mi opinión, y pese a su popularidad, es un trekking inferior en belleza al del Vinciguerra. El valle por el que transita es menos variado, ya que no verás turberas ni tampoco laguna. Tampoco puedes acercarte tanto al glaciar como sí ocurre con el Vinciguerra. Sin duda su popularidad viene dada por su cercanía a Ushuaia (el sendero se encuentra a solo 15 minutos del centro), su facilidad y a la pequeña estación de esquí que hay en este valle, pensada para quienes desean aprender a esquiar.

La Laguna Esmeralda es otra excursión clásica de Ushuaia. Es un trekking de no mucha dificultad, que finaliza en la laguna con su color que hace honor a su nombre. Este trekking es muy popular y no son pocas las agencias que lo ofertan.

Lo cierto es que a mí me gustó más que el del glaciar Martial, con un paisaje muy variado y que, al igual que el del Vinciguerra, representa una buena muestra del ecosistema típico de Tierra del Fuego, con turberas y bosques subantárticos en buena parte del camino.

El del Monte Susana es un trekking mucho más tranquilo, poco frecuentado por turistas y, por ello, muy recomendable para caminar en práctica soledad por un paisaje de otro mundo pero que está a apenas 20 minutos en coche de la ciudad. El sendero comienza al final del barrio Costa Ushuaia, y en unas dos horas te plantas en la cima del Monte, con unas vistas espectaculares para el -relativamente- poco esfuerzo que requiere la excursión.

Canal Beagle desde Monte Susana
Las vistas que se tienen del canal Beagle y de la ciudad de Ushuaia (foto destacada del artículo) desde la cima del Monte Susana es espectacular.

Las vistas alcanzan buena parte del canal Beagle, una panorámica completa de la ciudad (foto destacada del artículo) y las montañas que rodean al Parque Nacional Tierra del Fuego. De hecho, en la cima podía escucharse el silbido del tren que lleva al parque.

Parque Nacional Tierra del Fuego

Otro clásico de Ushuaia: tomar el tren del fin del mundo para ir al Parque Nacional Tierra del Fuego. Se trata del único parque nacional en Argentina que combina mar, bosques y montañas, dando así buena cuenta de la increíble variedad pasiajística de esta zona remota del planeta. Y si vienes con niños el recorrido en tren les encantará.

Una vez en el parque puedes tomar varios senderos. Uno de los más concurridos es el que lleva a la Bahía Lapataia; es una caminata sencilla pero con un paisaje de postal, con un mar rodeado de montañas y bosques. Por el camino te encuentras con carteles interpretativos que te cuentan la historia del parque y rica flora y fauna que habita en él. Al final encontrarás el cartel que anuncia el final de la carretera nacional 3, que forma parte de la carretera Panamericana.

Desde aquí se puede tomar otro sendero hasta el Mirador Lapataia, que en una subida fácil y cómoda de 30 minutos te deja con unas vistas preciosas de toda la bahía.

Panorámica del Parque Nacional Tierra del Fuego
Panorámica de las montañas que rodean el Parque Nacional de Tierra del Fuego.

Otro camino muy popular es la senda costera. Puedes caminar hasta el Centro de Visitantes de Alakush, en un recorrido de 3 horas, y ser recompensado al final con un buen almuerzo en un restaurante recientemente renovado. Tomarse un café resguardado del frío en un entorno como este es un auténtico gustazo.

La navegación hasta el Faro Les Eclaireurs es un planazo cuando quieras descansar de tanto trekking. Este icono de Ushuaia, a veces confundido con el «Faro del Fin del Mundo», en realidad no es el que inspiró a Julio Verne, pero eso no le resta ni un ápice de su encanto.

El faro se levanta solitario entre el azul del cielo y el mar, en un islote rocoso donde es habitual ver descansar a lobos marinos y cormoranes. La estampa es fantástica y es un tour totalmente recomendado, te lo puedo asegurar yo que no soy muy fan de las turistadas, pero esta no lo es: la navegación por el canal y la visita al faro valen totalmente la pena.

faro Les Eclaireurs, en Ushuaia
El faro Les Eclaireurs es uno de los grandes atractivos turísticos de Ushuaia.

De regreso a tierra firme aprovecha para pasear por el centro de Ushuaia. Las calles de esta ciudad del fin del mundo rebosan de una mezcla curiosa entre lo turístico y lo cotidiano. En la Calle San Martín la multitud de tiendas de deportes outdoor tentarán constantemente tu billetera, pero quizás quieras guardarte algo de dinero para disfrutar un café o chocolate caliente en alguno de los muchos cafés que hay en el centro.

Si te gustan las visitas culturales, el Museo del Fin del Mundo y el Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia también merecen una visita. El primero explica la historia de la ciudad, mientras que el segundo, quizás más interesante, se ubica en el Ex Presidio de Ushuaia, donde se recluía a los criminales más peligrosos. Actualmente el edificio alberga cuatro museos en uno: el Museo marítimo, el Museo del Presidio, el Museo Antártico José María Sobral y el Museo de Arte Marino.

Explorando Tierra del Fuego más allá de Ushuaia: Carretera escénica hacia Almirante Brown y Estancia Haberton

Otro planazo fuera del circuito más turístico es alquilar un coche para conducir por la carretera nacional 3, para luego tomar la Ruta Provincial J y la Ruta Provincial K hasta llegar a Puerto Almanza.

La carretera que llega hasta este lugar es una ruta escénica con miradores habilitados, donde puedes ir parando para tomar fotos de un paisaje que te va regalando postales de una belleza superlativa, totalmente distinta a la que ofrece, por ejemplo, Bariloche y sus alrededores, con estampas más alpinas. Aquí el paisaje también está modelado por la acción glaciar pero se nota que los glaciares se retiraron no hace tanto tiempo: la sensación recorriendo Tierra del Fuego es de estar en uno de los últimos enclaves libres y salvajes del planeta, donde la huella del hombre y la civilización es anecdótica.

Foto en Puerto Almanza
Foto que me tomaron en la bahía de Puerto Almanza. Al fondo, el canal Beagle, azotado por el viento patagónico.

Una de esas huellas es Puerto Almanza, pequeño pueblo de pescadores con varios restaurantes donde sirven centollas y crustáceos frescos a muy buen precio. El grupo de compañeros con el que iba comimos muy bien en el restaurante La Sirena y el capitán, pero la verdad es que el pueblo tiene varios restaurantes y todos tienen muy buena valoración, así que dudo que te arrepientas si comes en cualquiera de ellos.

La bahía donde se encuentra Puerto Almanza es preciosa, y desde ella podrás ver, al otro lado del Canal Beagle, la ciudad chilena de Puerto Williams, la ciudad que se disputa con Ushuaia el título de la más austral del mundo. El paso de barcos por la bahía es frecuente, y no podía más que dejar echar a volar la imaginación soñando con, algún día, coger alguno de los que pasan por aquí rumbo a la Antártida, uno de mis sueños viajeros que espero cumplir algún día.

La ruta finaliza en la Estancia Harberton. Fundada en 1886, es la granja más antigua de Tierra del Fuego y brinda un perspectiva única sobre la vida rural en el confín del mundo. La Estancia ofrece alojamiento, comidas (atención a su guiso de cordero) y visitas guiadas que explican su historia. También hay un pequeño museo, el Museo Acatushun, sobre la fauna marina de la región, y donde puedes ver esqueletos de ballenas, delfines y lobos marinos.

Si no puedes -o no quieres- alquilar un coche, hay unas pocas agencias que ofertan el tour para visitar tanto Puerto Almanza como la Estancia Haberton, generalmente con el almuerzo incluido en alguno de los dos sitios. Otra alternativa similar a esta es la visita a Cabo San Pablo y la Estancia Pirinaica, en un paisaje desolado, azotado por el frecuente viento de Tierra del Fuego. Particularmente no hice este tour, pero me hablaron muy bien de él.

Paisaje en torno a estancia Herberton
El paisaje en la zona de la estancia Herberton es uno de los más bellos que he visto en mi vida. Es realmente singular, único y especial.

Esquiar en Cerro Castor (Invierno)

Este es un plan que me quedó pendiente para cuando vuelva a Ushuaia, pues llegué en noviembre, cuando las pistas ya habían cerrado. Si practicas esquí o snowboard, y viajas a Ushuaia en invierno, ¿qué mejor plan que esquiar en el centro de esquí más austral del mundo?

Cerro Castor es conocida por la calidad de su nieve, ofreciendo muchos días de nieve polvo gracias a un microclima particular de la zona que, pese a su cercanía con el mar, deja precipitaciones con una nieve muy seca. Y como la nieve se mantiene en buenas condiciones durante más tiempo, es habitual que Cerro Castor sea la estación de Sudamérica con la temporada más larga, extendiéndola hasta bien entrado Octubre.

Hacer esquí de travesía en el entorno de Ushuaia tiene que ser, también, una experiencia inolvidable. También son habituales los tours en motos de nieve y/o raquetas.

Dónde comer y dormir en Ushuaia

En mi viaje por Patagonia dormí principalmente en hostels para conocer a otros viajeros, y en Ushuaia escogí el Oshovia, el hostel mejor valorado de Ushuaia en Booking. Es un hostel limpio, acogedor, mien decorado en las zonas comunes, con cortina en las camas (un detalle importante que muchos hostels olvidan). Lo mejor: el trato fantástico de los propietarios. Lo peor: la lejanía al centro de la ciudad, aunque los 15 minutos caminando al centro de la ciudad siempre me parecieron un gustazo.

Si lo de los hostels no va contigo, la Hosteria y Restaurante America ofrece una de las mejores relaciones calidad-precio de la ciudad, mientras que la experiencia más lujosa la ofrece el Arakur Ushuaia Resort & Spa.

Algo que me sorprendió bastante de Ushuaia es la vida de sus calles, con numerosos restaurantes, bares y cafeterías. La escena del specialty coffee ha llegado con fuerza, también al fin del mundo, y son varias las cafeterías que me gustaron, como Ana&Juan Bakery, con dos locales en la ciudad, o la cafetería xpresso, en la que puedes sentarte tranquilamente con el portátil para trabajar.

Los paltos estrella de Tierra del Fuego son el cordero fueguino y la centolla. Para probar el primero comí en la Parrilla La Estancia, restaurante de buena relación calidad-precio. El Del Fuego Resto es otro restaurante espectacular (y más caro) con el que probar otro tipo de platos más elaborados. Para centollas y platos de marisco, la Taberna Del Viejo Lobo es un lugar muy popular en Ushuaia.

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