Atenas fue el punto de partida de nuestro road trip por Grecia, y aunque la primera impresión no fue la mejor —tras un vuelo nocturno y un alojamiento que dejaba mucho que desear—, bastaron unas pocas horas callejeando para que la ciudad empezara a conquistarnos.
Atenas es una ciudad de contrastes: caótica, vibrante, decadente y hermosa a la vez. Es un lugar donde la historia no se esconde tras vitrinas sino que brota en cada rincón, entre ruinas milenarias, terrazas llenas de vida y barrios que te van conquistando a medida que los caminas.
En este artículo te cuento cómo fue nuestra experiencia de dos días en la capital griega y qué lugares no deberías perderte si estás planeando una visita breve (pero intensa) a esta ciudad única.

Dos días en Atenas, de un vistazo:
Un primer día recorriendo el estadio Panathinaikó y los barrios de Plaka y Monastiraki
Acrópolis aparte, los barrios de Monastiraki y Plaka son lo mejor de Atenas. Son dos barrios emplazados a las faldas de la Acrópolis y son los más turísticos de la ciudad, pero esto no implica que no resulte un placer pasear por ellos. Además, han sabido conservar parte de su encanto, y no solo encuentras turistas, sino también locales, con lo que preservan parte de su autenticidad.

Esto es algo que puedes ver por la cantidad de griegos que te encuentras en sus cafeterías tomando el famoso café griego (muy similar al turco) y discutiendo sobre deportes o política. Leí en alguna guía que tomar café era el deporte favorito de los griegos, cosa que pude comprobar de primera mano. Además, lo hacen a cualquier hora del día.
Uno de los grandes encantos de Plaka es su arquitectura neoclásica y sus callejuelas empedradas, llenas de buganvillas. Fue un auténtico gustazo pasear por sus escaleras y descubrir pequeñas iglesias bizantinas escondidas entre las casas. En la parte más alta, llamada Anafiotika, las casas recuerdan a una isla cicládica en miniatura, con paredes blancas y contraventanas azules.
Callejeando salimos de Plaka por el arco de Adriano y el Templo de Zeus Olímpico, y después nos encontramos el estadio Panathinaikó, uno de los monumentos imprescindibles de Atenas. Este estadio fue sede de la primera edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna, en 1896, y tiene la particularidad de estar construido completamente de mármol, además de haber sido reconstruido sobre los restos de otro estadio, uno de los más antiguos del mundo.

Vale totalmente la pena pagar la entrada y la audioguía para verlo por dentro y conocer algo más de su historia. El estadio es espectacular arquitectónicamente, pero también lo es imaginar cómo debe ser este estadio cuando se celebran eventos y está a rebosar de gente: aquí ha tocado Bob Dylan, Tina Turner y Depeche Mode, pero también se han celebrado importantes competiciones deportivas, como la final de la maratón de los Juegos de Atenas en 2004.
Después de comernos una Moussaka en una de las muchas tavernas de Plaka decidimos hacer un free tour aquella misma tarde. El free tour hace un recorrido de 3 horas por el arco de Adriano, el templo de Zeus, el estadio Panathinaikó (que ya habíamos visitado nosotros), la casa del presidente y primer ministro de Grecia, la plaza Sintagma y el parlamento griego, con el famoso cambio de guardia de los Evzones.
La plaza Sintagma es un punto neurálgico de la ciudad. Allí se encuentra el edificio del Parlamento griego, y cada hora en punto tiene lugar el solemne cambio de guardia, protagonizado por los Evzones, soldados vestidos con el uniforme tradicional, que incluye faldas plisadas, borlas negras y zapatos con pompones.

La guía del free tour nos recomendó visitar por la noche la colina de Filopappos, un punto con unas vistas maravillosas de la Acrópolis, y que de noche es el doble de espectacular porque la Acrópolis queda totalmente iluminada. El monumento a Filopapo en la cima no es muy conocido, pero el paseo hasta allí es seguro y muy agradable al atardecer.
Atenas se nos reveló no solo como una ciudad vibrante durante el día sino también por la noche. Acabamos la jornada en uno de los muchos restaurantes de Plaka, con música en directo y gente bailando, en el ambiente más puramente griego que uno se pueda imaginar.
Segundo día: la Acrópolis
Al día siguiente ya tocaba visitar la gran atracción de Atenas, la Acrópolis con el famoso Partenón de Atenas, uno de los monumentos más visitados del mundo. Situada en lo alto de una colina justo en el centro de la ciudad, la Acrópolis cumplía con una función defensiva y de culto, con varios templos dedicados a dioses griegos. En este sentido, vale la pena comprar la entrada combinada del Acrópolis y el museo, donde puedes profundizar en la historia del Acrópolis y la ciudad.

No soy muy fan de visitar ruinas y monumentos pero el Partenón me impresionó de forma inesperada, superando muchísimo las expectativas que tenía antes de visitarlo. La entrada a los Propíleos ya es espectacular; mi amigo Pablo, arquitecto, quedó fascinado, pero no hace falta ser historiador ni arquitecto para apreciar la grandiosidad de los Propíleos. Pasar a través de ellos se siente como un viaje al pasado, una sensación de encanto y misterio que pocas veces he sentido en cualquier otro monumento.
La hipnosis continúa con el Partenón. El estado semi-ruinoso en el que se encuentra no impide quedar sobrecogido cuando lo ves por primera vez, y más con esa luz tardía con la que pudimos disfrutarlo. El Partenón es mucho más grande de lo que te puedas llegar a imaginar viendo las fotos, y alberga ese poder que solo tienen los lugares mágicos: se siente el peso de su historia con solo contemplarlo. Los atenienses que lo construyeron se quedaron a gusto: edificaron un templo para la eternidad.

Las vistas que se tienen de la ciudad también ayudan a que la Acrópolis gane en belleza y espectacularidad. Desde aquí también se puede ver el Odeón de Herodes Ático, un teatro acondicionado actualmente para representaciones y actuaciones musicales y donde se celebra el Festival de Atenas, de mayo a septiembre. Si coincides con alguna función, no lo dudes: asistir a un concierto aquí es una experiencia mágica.
¿Tienes tres días para visitar Atenas?
Dos días dan para ver lo imprescindible de Atenas, pero si tienes algún día más para visitar la ciudad hay otros sitios recomendables. Uno de ellos es el Ágora romana, lugar que nos recomendó la guía del free tour pero que a nosotros ya no nos dio tiempo a ver. Este espacio fue un importante centro comercial y social durante la ocupación romana, y todavía se conservan algunas columnas, el foro y la Torre de los Vientos.
Al lado del Ágora romana también se encuentra la Biblioteca de Adriano, que llegó a albergar miles de rollos manuscritos. Además, ambas están incluidas en la entrada combinada de la Acrópolis.

En este tercer día otro punto recomendable para visitar puede ser el monte Licabeto, con un funicular que te deja en el punto más alto de la ciudad, donde también hay un par de cafeterías y la capilla de San Jorge. Desde aquí se obtiene una vista panorámica de 360 grados sobre Atenas, especialmente hermosa al atardecer.
Excursiones de un día desde Atenas
Si haces como mucha gente, que viaja a Atenas como simple escala para luego volar a alguna de las islas griegas, te recomiendo reservar este tercer día para hacer una excursión a los monasterios de Meteora. Se trata de un conjunto de monasterios ortodoxos construidos sobre imponentes formaciones rocosas, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aunque está a unas 4-5 horas de Atenas, hay tours organizados desde Atenas que permiten hacer la excursión en un solo día.
Otro clásico de las excursiones desde Atenas es Delfos, el antiguo santuario del Oráculo de Apolo. No lo visitamos en nuestro viaje y sin duda quedó pendiente. Está aún más cerca que Meteora, y también son muchos los tours organizados desde Atenas para visitar Delfos en el mismo día.
Sí vimos durante nuestro viaje Nauplia y Epidauro. Nauplia, con sus callejuelas venecianas y su castillo junto al mar, es uno de los pueblos más bonitos del Peloponeso, mientras que Epidauro es conocido por su teatro, con una acústica prodigiosa. Hay tours organizados desde Atenas que combinan Epidauro, Nauplia y Micenas, capital de una de las civilizaciones más antiguas de Grecia.