Si vas de viaje a Islandia es muy probable que en buena parte vayas atraído por la fama de sus cascadas.
En Islandia hay muchas, muchísimas cascadas, tantas que te las encuentras casi sin querer. Las hay de todas las formas, tamaños y hasta colores. Te cuento cuáles me gustaron más en un particular ranking con las 10 cascadas que vi durante mi road trip por Islandia.
Dettifoss
La mejor cascada de Islandia. La más impresionante y espectacular, con una fuerza tremenda del agua que pone los pelos de punta. Luego pude saber que es una de las más caudalosas y potentes de toda Europa, con un caudal medio de 200 m³ pero con picos registrados de 500 m³ por segundo.

También me enteré más tarde que aquí se rodó la escena inicial de Prometheus, la precuela de Alien de Ridley Scott. Otra particularidad de Dettifoss es que sus aguas provienen del impresionante glaciar Vatnajökull, el cual habíamos visitado días antes.
Algo que contribuye a la espectacularidad de esta cascada, aparte de la fuerza y el caudal del agua, es el hecho de poder acercarte tanto a ella. Puedes ver en la foto de portada de este artículo y en la anterior que puedes prácticamente tocar el agua, aunque recomendaría precaución al hacerlo sobre todo si ha llovido, porque el terreno es pedregoso y no me quiero imaginar el peligro de un resbalón cerca de la cascada.
Dettifoss se encuentra en el Noreste de la isla, a 45 km al este de Húsavík y a 150 km de Akureyri, la “capital del norte”. El acceso más popular -y con carretera asfaltada- se toma desde la Ring Road, siguiendo el desvío hacia el norte por la 862.
Glymur
Glymur fue una de las sorpresas del viaje. Es la cascada menos turística de la que te voy a hablar porque no es accesible desde la carretera, y para llegar a ella hay que caminar por un sendero que no es precisamente cómodo o fácil.
Algo curioso sobre Glymur: durante décadas fue la cascada más alta conocida de Islandia, hasta que el retroceso de una de las lenguas del glaciar Vatnajökull reveló a Morsárfoss. Aunque ha perdido el título, Glymur sigue siendo una cascada imponente con sus 198 metros de altura.

Aunque quizás lo que más impresiona de Glymur no es tanto la caída de agua sino el entorno. Encajonada en lo alto del cañón Botnsdalur, el paisaje verde y profundo de este cañón conforman una escena fantástica que adquiere tintes épicos en un día como el que tuve yo, con nevadas y un viento que calaba de frío hasta los huesos.
El trekking para llegar a ella es uno de los mejores de Islandia, una ruta aventurera de unas 4 horas (ida y vuelta) en la que se cruza el río Botnsá a través de un tronco y con la única ayuda de una cuerda, aunque con frecuencia el río va con tanto caudal que no queda otra que sumergir completamente las piernas para cruzarlo, motivo por el cual se recomienda traer calzado de repuesto.
Hay una variante de la ruta que evita este paso y asciende por el lado izquierdo del cañón, dejándote en un punto con una vista más aérea pero más lejana de la cascada.
Glymur se encuentra en el oeste de Islandia, en el fiordo Hvalfjörður. El punto de inicio del sendero a la cascada está a unos 60 Km al norte de Reikiavik.
Selfoss
Selfoss se encuentra a tan solo un kilómetro río arriba de la cascada de Dettifoss, y ambas se complementan en una sola visita. A pesar de su cercanía no pueden ser más diferentes: si Dettifoss es una cascada alta y potente, Selfoss es muy baja (apenas 11 metros) pero es muy ancha, alargándose a lo largo de 100 metros, con una visión mucho más panorámica.

Las aguas que hay aquí son las que caen luego en Dettifoss, así que el caudal, aunque menos violento, sigue siendo impresionante. Como ves, en realidad no es una única cascada sino muchos saltos cortos y paralelos, creando un fotogénico “muro de agua”.
Aunque me gustó en el momento de mi viaje (septiembre) creo que es una cascada que tiene que ser especialmente bella en invierno, con el paisaje del entorno nevado, cosa que también le ocurre a la siguiente cascada de la que voy a hablarte.
Goðafoss
Goðafoss es una de las más famosas y fotografiadas cascadas de Islandia. Su nombre significa “Cascada de los Dioses” y es un símbolo de la isla: la saga de Kristni cuenta que aquí fue donde el lögsögumaður Þorgeir Ljósvetningagoði (portavoz del parlamento islandés) arrojó las estatuas de los dioses paganos nórdicos como símbolo del cambio de fe al cristianismo.
En un ámbito más terrenal, Godafoss es una bonita cascada semicircular que se ramifica en dos cascadas grandes y otras dos más pequeñas. Las cuatro suman una anchura de unos 30 metros y la altura es aproxidamente de 12 metros, altura similar a la de Selfoss pero menos ancha.

A pesar de ello atrae a más turistas por su acceso fácil, con parkings en ambos lados de la carretera y senderos cortos que llevan a varios miradores. Estos senderos, conectados por un puente cercano, transitan por ambas orillas, lo que permite ver la cascada desde diferentes ángulos.
Goðafoss se encuentra en el norte de la isla, a unos 50 Km de Akureyri. Puede combinarse en el mismo día que vas a Selfoss o Dettifoss, ya que las tres están cerca una de otra y es habitual juntarlas en un mismo día.
Seljalandsfoss & Gljufrabui
Seljalandsfoss fue la primera cascada que vimos en nuestro viaje. No fue de las que más me impresionó -quizás porque veníamos del impacto causado por la visita al volcán de Fagradalsfjall, en erupción en aquel momento.
Las aguas de esta cascada vienen del río Seljalandsá, que nace del glaciar Eyjafjallajökull. La cascada tiene 60 metros de altura y es una de las más fotografiadas, también por su fácil acceso, visible incluso desde la carretera.
Lo especial de Seljalandsfoss es que tiene un sendero que permite caminar detrás de la cortina de agua, aunque es aconsejable llevar ropa impermeable si no quieres volver al coche empapado.


A mí lo que me gustó de Seljalandsfoss no fue tanto esta cascada sino la cercana Gljúfrabúi, otra cascada vecina accesible siguiendo un corto sendero, escondida dentro de un cañón estrecho y cruzando a través de las piedras del río. La recomendación de llevar impermeable se hace aquí obligación, ya que llegas al pie de la cascada y resulta imposible no mojarse.
Skogafoss
Sogafoss es otra de las cascadas populares del sur de Islandia. Con una altura de 60 metros y una anchura de 25 metros, se puede leer a menudo que es de las más bonitas. Parte de su popularidad se debe a que la cortina de rocío que levanta crea frecuentes arcoíris.

Lo cierto es que está señalizada y visible desde la carretera, con aparcamiento gratuito justo frente a ella, servicios y hasta alojamiento en las inmediaciones. Está ubicada a 150 Km de Reikiavik, a medio camino entre Seljalandsfoss y Vík, siguiendo la Ring Road en dirección este.
Lo que más recuerdo de Skogafoss es la escalera de más de 500 peldaños que lleva a la parte superior, donde hay un mirador con una perspectiva aérea distinta a la típica postal de la cascada. Desde aquí arriba también da inicio una senda preciosa que se adentra en el cañón de Skoga, resiguiendo el curso del río que alimenta la cascada, a través de prados verdes y rocas de formas variopintas que merece mucho la pena recorrer.
Svartifoss
Svartifoss es una de las más pequeñas cascadas que vi en Islandia, aunque no carece de interés. Primero, por las columnas de basalto negras que enmarcan la cascada (que por cierto inspiraron el diseño de la iglesia Hallgrímskirkja en Reikiavik).

Segundo, por estar cerca del glaciar Skaftafellsjökull y la laguna glaciar Jökulsárlón, dos atractivos turísticos de la isla. De hecho, Svartifoss puede visitarse dentro de un trekking circular dentro del Parque Nacional Vatnajökull, que también incluya la subida al pico Kristínartindar.
Hay otras dos cascadas cercanas, las de Hundafoss y Magnúsarfoss, aunque son cascadas mucho menores. El área de Skaftafell, donde están las tres cascadas, está a 330 km desde Reikiavik, en dirección este por la Ring Road.
Barnafoss & Hraunfossar
Mucho menos conocidas, las de Barnafoss y Hraunfossar son dos cascadas sin tanta espectacularidad pero ubicadas en un precioso paisaje volcánico donde el agua atraviesa un cañón formado por antiguas coladas de lava.
La cascada de Hraunfossar me cautivó por el velo blanco que dibujan los pequeños saltos de agua, en contraste con el negro de la roca volcánica, en un entorno repleto de bosque bajo que en aquel momento ya empezaba a adquirir colores otoñales y que, para más inri, estaba moteado por pequeñas manchas de nieve.

La cascada vecina de Barnafoss lo hizo por sus turbulentas aguas de espuma blanca. Más que una cascada al uso, Barnafoss es casi una poza de río donde brota el agua debido a la actividad termal de la zona.
En cualquier caso, ambas ameritan una visita, cosa que puedes hacer si estás cerca de Reikiavik. Desde la capital islandesa, se toma la Ring Road hacia el norte, desviándose en Borgarnes por la carretera 50 y luego la 518 hacia Húsafell. En la zona hay un amplio parking y hasta servicios, con restaurante y hasta oficina postal.
Gullfoss
Gullfoss es una de las más famosas y visitadas cascadas de Islandia, aunque me llevé una ligera decepción porque no me pareció para tanto o quizás porque es donde más turistas encontramos.
Ubicada en el suroeste de Islandia, a 120 km de Reikiavik, forma parte de la ruta turística del Círculo Dorado, junto con el área geotérmica de Geysir y el Parque Nacional Þingvellir. Es la zona más turística de la isla, y por ello hay todo tipo de servicios cerca de la cascada: además de aparcamiento, hay un centro de visitantes, restaurante y baños.

Hay varias plataformas y senderos que permiten ver la cascada desde arriba y desde un ángulo lateral, casi al borde del cañón. En verano se puede caminar por un sendero más bajo para acercarse al borde del agua, aunque me temo que la estampa más bonita de Gullfoss ocurre en invierno, cuando es habitual que un manto blanco de nieve cubra los alrededores y deje congelada parte de la misma.
Öxarárfoss
La última cascada es la de Öxarárfoss. Esta pequeña cascada está a solo 45 km desde Reikiavik, dentro del Parque Nacional Þingvellir, y forma parte del Golden Circle, junto a Gullfoss y Geysir.

Aunque no es tan grande como otras cascadas islandesas, Öxarárfoss es probablemente la única cascada en el mundo que cae directamente sobre una fisura visible entre dos placas tectónicas, en concreto la falla de Almannagjá, donde puede verse la deriva continental con la separación de las placas de América del Norte y Eurasia.
Cerca de aquí se lleva a cabo una de las actividades estrella de Islandia: el Snorkel de Silfra, otra de las fisuras tectónicas de la zona y donde nadas, literalmente, entre dos continentes.